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El secreto se escondía en el Coll d’es Pi

Son las 12:55h del sábado 18 de febrero y los primeros comensales del Hidden Kitchen con Sílvia Anglada empiezan a llegar al concesionario de BMW Proa Premium en Palma, donde hemos citado a la mayoría de los participantes en el evento. El resto, recibieron instrucciones diferentes en sus correos electrónicos, pero el fondo del mensaje era el mismo: un punto y un lugar de encuentro desde el que ir juntos hacia el lugar del almuerzo. Cinco coches BMW con 17 intrigados comensales enfilan la carretera de Valldemossa, dirección a… ¿a dónde? «Yo creo que vamos a la Cartuja de Valldemossa». Mec! Error! La cartuja de Valldemossa queda descartada al tomar dirección hacia Esporles. Cruzamos este bello pueblo primero y, acto seguido, hacemos lo propio con Banyalbufar. «Yo creo que vamos a Lluc». Mec! Error otra vez! Llegamos a Estellencs… y lo cruzamos también. Pero, a un escaso minuto y medio tras salir de Estellencs, encontramos nuestro destino a la derecha de la carretera: el Coll d’es Pi, una renovada finca familiar con unas vistas de escándalo convertida en el paraíso de los amantes de la tranquilidad. De ahí la coletilla que sigue al nombre de la finca: Slow Family Holidays.

La cocina de Sílvia Anglada estaba escondida en plena Serra de Tramuntana, en la finca Coll d’es Pi (Estellencs)

Coll d’es Pi, tal y como la define Marga Bauzà, propietaria de la finca, «es una porción de paraíso en Mallorca, un refugio en plena naturaleza y un hogar para familias y amigos.» Y, en nuestras palabras, Coll d’es Pi era el lugar ideal para pasar un sábado de buena gastronomía entre viejos (y nuevos) amigos. Los viejos son aquellos que se apuntan juntos al evento para comer bien, beber bien, descubrir Mallorca y reír al unísono; y los nuevos, los que se conocen en la mesa de un Hidden Kitchen y con los que se termina compartiendo lo mismo que con los viejos amigos: la mejor gastronomía, los mejores rincones de Mallorca y risas, muchas risas.

La gastronomía, esta vez, la ha puesto la chef Sílvia Anglada (Es Tast de na Sílvia), que Baleària trajo expresamente a Mallorca desde Ciutadella para la ocasión, acompañada de Toni Tarragó, compañero de Sílvia y jefe de sala en su restaurante en Menorca. Es Tast de na Sílvia es el único restaurante de las Illes Balears certificado Slow Food y Km. 0. Slow Food + Slow Holidays, el tándem perfecto para disfrutar del excepcional clima de Mallorca sin prisas.

El menú, de 9 pasos, arrancó en (casi) lo más alto del Coll d’es Pi: una terraza con vistas panorámicas de la Serra de Tramuntana y el Mediterráneo fue el escenario perfecto para arrancar un almuerzo con mucho sabor a Menorca. Las intenciones por parte de Sílvia y Toni estuvieron claras desde el minuto uno, pues lo primero que ofrecieron a los comensales fue una pellofa de bienvenida, un aperitivo a base de Gin Xoriguer, la ginebra menorquina por excelencia. Una crema de calabaza caliente fue el acompañante ideal para terminar de entrar en calor y preparar el estómago para lo que estaba por venir.

Los comensales degustaron un menú exclusivo de 9 pasos que preparó la chef para la ocasión y que maridó íntegramente Bodega Biniagual

Tras el aperitivo y las fotos de rigor con la Serra al fondo, tocaba volver a bajar. «Me encanta esto de ir de un sitio a otro», se oyó comentar de pasada a algunos de los comensales. Pues no iba a ser ese el último desplazamiento, pero a estas alturas del almuerzo todavía no lo podíamos desvelar. El grueso del menú se sirvió en la caseta original de la finca. Donde antaño se refugiaban los animales, hoy se levanta una casa tipo loft completamente reformada con muchísimo gusto, manteniendo los elementos originales y respetando al máximo la arquitectura previa. Allí dentro esperaban de nuevo a los comensales Sílvia y Toni, preparados para cocinar frente a ellos un menú que todavía no conocían. Y que descubrieron en este preciso momento, al sentarse en la mesa que dispusimos de cara a un gran ventanal abierto a la serra de Tramuntana. Una mesa que, una vez más, vistió elegantemente para la ocasión Jaiak.

El menú, que Sílvia Anglada preparó en exclusiva para este evento, pronto empezó a desfilar por la mesa, acompañado en todo momento por los vinos de Bodega Biniagual, que maridó expresamente. Cristina Basáñez, responsable comercial de la bodega, se encargó de explicar a los comensales las características de cada vino y el porqué del maridaje. Los comensales pudieron catar hasta 5 vinos diferentes, uno de los cuales incluía una sorpresa: los 17 comensales tendrían el privilegio de ser de los primeros en el mundo en catar el Finca Biniagual Verán 2012, recién embotellado. De hecho, tan recién embotellado que hasta el día antes del evento teníamos previsto servir el Finca Biniagual Verán 2011, tal como aparecía en la minuta del menú. Además de los vinos, que gustaron mucho a los comensales -hubo quienes hasta se llevaron algunas botellas a casa-, en la mesa también dispusimos agua Evian, que nos acompaña en todos los Hidden Kitchen. Suponemos que el hecho de ir y volver del evento en coches BMW animó a los comensales a beber con más tranquilidad.

Los comensales del Hidden Kitchen tuvieron el privilegio de ser de los primeros en el mundo en probar el Finca Biniagual Verán 2012

Antes de los postres, y como no podía ser de otra manera siendo de Ciutadella, Sílvia y Toni prepararon una degustación de quesos de la Denominación de Origen Protegida Mahón-Menorca acompañados de mermeladas caseras. Éste sería el penúltimo paso que los comensales iban a tomar en el comedor en el que se encontraban, pero eso todavía no lo sabían. La «manzana al horno de Es Tast de na Sílvia» pondría el punto y seguido a un menú made in Menorca.

Punto y seguido porque la función todavía no había terminado. Tras el postre, invitamos a los comensales a levantarse de la mesa para llevarles a un nuevo espacio: el comedor de la casa principal, donde unos dulces típicos de Menorca, un café de Marabanas Coffee & Tea, la puesta de sol y el fuego de la chimenea les estaban esperando. También Toni Tarragó, que tenía preparada para todos ellos una penúltima sorpresa: la preparación in situ de un café muy especial, el café de filtro de Marabans, un producto muy especial que la marca mallorquina de cafés ha añadido recientemente a su catálogo. Y, por último, después de los cafés y los dulces, los comensales pudieron pasear por el Coll d’es Pi para conocer la casa (la habitación de la torre y la sala de juegos fueron lo más comentado del día) y disfrutar de la puesta de sol. Abajo, en la entrada de la finca, les esperaban de nuevo los coches BMW con sus chóferes para llevarles de vuelta al punto de encuentro.

Los 17 comensales se fueron con los estómagos felices, la sonrisa en la cara, un obsequio bajo el brazo y, muchos de ellos, con la «amenaza» de repetir. Nosotros, con amenazas como éstas, tan felices.

 

Fotos: Karina Servane

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