45 preguntas a Jaume Vicens

Entre Sóller y Deià, la carretera que lleva a Béns d’Avall es de esas carreteras sinuosas, que se pega a la montaña en uno de sus sentidos y deja que el mar respire en el otro. Llena de curvas cerradas, no deja indiferente cuando, entre los árboles, aparece el horizonte con una de las mejores puestas de sol de la isla. El lugar, ya de por sí, idílico, lo es más si contamos que su chef, Jaume Vicens, es la tercera generación de cocineros de uno de los restaurantes que más representa la Serra de Tramuntana de la isla. Y, aunque el barco lo capitanea siendo el más joven, las tres edades, la abuela Ninette, el padre Benet y el hijo Jaume, están presentes hoy en su cocina. Cati, madre del chef, se encarga de la gestión en un lugar en el que separar familia y trabajo es, en muchas ocasiones, imposible.

Jaume dice que es solleric, de Béns D’Avall, con orgullo pero sin altivez. Habla despacio, como si hubiera sido capaz de domar las horas. Igual que su cocina, basada en el producto local, la historia de la cocina que aprendió con su abuela y, sobre todo, con su padre, a quien acompañó hasta hace poco, y quien ahora le acompaña a él. La suya es de esas gastronomías que subraya el paso del tiempo, que deja que los sabores se mezclen con él, que viene de antiguas libretas de cocina escritas a mano, pero reinventadas con la creatividad y el empuje que da haber nacido en el 92.