La banda sonora tras los fogones
Miles Davis le pone la sordina a la trompeta y Flamenco Sketches llena la cocina. Marc Fosh se deja transportar para dibujar el siguiente plato del menú. Juan Pinel, desde L’Àtic, piensa con una base de scratch, duro, con el bajo retumbando contra las paredes. Ariadna Salvador necesita inspiración y le pide ayuda a Kate Bush. Porque la inspiración y el trabajo en la cocina también, como (casi) todo, funciona mejor con la banda sonora adecuada. De hecho, son varios los estudios que demuestran que el tipo de música, asociado directamente con las emociones, influye en la transmisión de esa emoción a cada uno de los alimentos y, por ende, a los platos que se preparan con ellos. Y los miembros de Chefs(in) lo tienen claro, así que, en su vida diaria y en sus cocinas, los ritmos vienen acompañados de unos tempos muy concretos.
Juan Pinel, L’Àtic
Su cocina tiene una banda sonora con “una base de hip-hop, americana, dura, con mucho scratch y mucho cambio. Muy urbano, muy calle”, explica. En consecuencia, o como una pincelada más de su gastronomía de producto con la elaboración precisa para no enmascarar el sabor con artificios, el cliente siente su propuesta como algo cercano. “Cuanta más gente entienda nuestro mundo, mucho mejor”
Irene Martínez, Nus
Esta mallorquina de familia andaluza ha bebido del Mediterráneo sur en estado más puro. De ahí que en su restaurante suene flamenco sin contemplaciones. La mezcla de una cocina de inspiración y propuesta asiática no desentona con el producto local y las elaboraciones más cercanas a la gastronomía de las islas que a la de otros países. De hecho, cada par de meses monta un Sarao, así, tal cual: una fiesta en la que la música flamenca se mezcla con los bocados, el baile y el vino. Compartir, de eso se trata.
Marga Coll, Miceli – La barra de Miceli
La música de la cocina del restaurante de Selva viene de la mano de Jose, el pastelero. “Y cada día es diferente”, cuenta Marga Coll. Un poco de cada estilo, pero siempre dentro de las líneas que envuelven la paz y la cocina de mercado que propone desde los pies de la Tramuntana. En el La barra de Miceli, por otro lado, el sonido es muy distinto. “Hay una música de fondo, que es la que tiene todo el mercado. Pero lo que sí suena de verdad son las tazas, y Mateu, el pescadero, llamando a Sebastià, el carnicero, o a Conchita o a Xisca. Y esa es una música preciosa”. Amén.
Jordi Cantó, Sa Clastra
La heterogeneidad de su cocina es una característica no sólo aplicable a sus técnicas y su propuestas, con un importante salto internacional, también lo es de las personas que la habitan y la trabajan día a día. Así que la cocina de Sa Clastra tiene un sonido en constante cambio y de todos los ritmos, estilos y géneros. “Tenemos una lista compartida y aquí mete mano todo el mundo. Y es lo bueno y diverso que tenemos en la cocina”, afirma Jordi.
Ariadna Salvador, Ninumá
La banda sonora de Ariadna es tan armónica como su cocina. Una que va desde Iron Maiden, Mastodon, Rocío Jurado, Russian Circles, Phoenix, y donde el power, el día día, los momentos de bajona tienen un tema.
Aunque ahora está muy enganchada a Ghost. «Me flipa eso de que son como los Maná de Suecia»
Porque si hay algo que define su cocina, es que no sigue las reglas. Y su música, tampoco.
Javier Hoebeek, Four Seasons Resort Mallorca at Formentor
La evolución de Javier en los últimos años tiene una parte de concentración sesuda. Y para él, esa concentración tiene una banda sonora muy concreta: la cocina. Para este mallorquín con influencias familiares belgas y vascas, el sonido de los procesos de trabajo, del crepitar de los ingredientes sobre la sartén, el hervor de los caldos en las ollas, el golpeteo del cuchillo sobre las tablas de cortar, es la mejor de las bandas sonoras. “No ponemos mucha música. El sonido de la cocina del día a día es nuestra música”.
David Moreno, Can Simoneta
En la cocina de David Moreno hay un nombre que nunca puede faltar y es el de Luís Miguel, esa mezcla de cocina técnica, emocional que define su estilo y equilibrio como anillo al dedo. Por qué hay música, como las recetas no se discuten simplemente se disfrutan.
Marc Fosch, Restaurante Marc Fosh
La juventud de Marc transcurrió entre acordes de punk y new wave en el Londres de los 80, con grupos como The Jam, hoy su esfera musical es cada vez más amplia. También hay temas que le revuelven el alma cada vez que lo escucha, Flamenco Sketches de Mile Davis. Una voz y una guitarra que le atrapa es Damien Rice, como cuando una receta es sencilla y te deja sin palabras.
Un secreto de Marc es que también las escribe, algunas terminadas y otras a medias. Porque para él, la creatividad no entiende de límites.

Kiko Martorell, Can Boqueta
El rock de Iron Man 2 retumba en la cocina de Kiko, y todo su equipo sabe que si no espabila, arde Troya. Otro sonido de alarma es Thunderstruck, de AC/DC y ambos funcionan: cuando acaba la música, están listos para abrir. Kiko entiende la cocina como un tablao donde la energía siempre está on.
Cada chef tiene su propio compás, una melodía que marca el tempo de su cocina. Porque, al final, prepara un plato también es componer y como cada canción cuando se hace con alma deja huella.